Capitulo 1: Uribe Acusado de Narcotraficante
Expone denuncias y pruebas contra Uribe por su responsabilidad en crímenes de lesa humanidad.
La serie Matarife se presenta como una producción hecha para celular que busca revelar la verdad sobre el expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez, a quien acusa de ser un criminal, un paramilitar y un narcotraficante. El autor de los guiones es el abogado y periodista Daniel Mendoza, quien basa su opinión personal e íntima de Uribe en las investigaciones que develan hechos veraces corroborados por imágenes de archivo.
El primer capítulo de la serie se titula “La bomba que activó a la élite” y comienza con el atentado al Club El Nogal, ocurrido el 7 de febrero de 2003 en Bogotá, y atribuido a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). En este hecho murieron 36 personas y más de 200 resultaron heridas. El capítulo muestra cómo este ataque fue utilizado por Uribe para legitimar su política de seguridad democrática, que consistía en una guerra frontal contra la guerrilla y el terrorismo, pero que también implicaba una alianza con los grupos paramilitares y el narcotráfico. El capítulo narra la trayectoria política de Uribe desde sus inicios como alcalde de Medellín, pasando por su cargo como gobernador de Antioquia, hasta llegar a la presidencia de la República en 2002. En este recorrido se evidencian los vínculos de Uribe con el cartel de Medellín, liderado por Pablo Escobar, con los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), comandados por Carlos Castaño, y con el narcotraficante José Guillermo Hernández, alias “Ñeñe”, quien financió su campaña presidencial.
El capítulo también expone las denuncias y las pruebas que han surgido en contra de Uribe por su responsabilidad en crímenes de lesa humanidad, como las masacres de El Aro y La Granja, cometidas por los paramilitares en Antioquia cuando él era gobernador; los falsos positivos, que consistían en el asesinato de civiles inocentes por parte del Ejército para presentarlos como guerrilleros muertos en combate; y las interceptaciones ilegales del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) a periodistas, magistrados, defensores de derechos humanos y opositores políticos. El capítulo concluye con una reflexión sobre el poder que ha ejercido Uribe sobre la sociedad colombiana, a través del miedo, la manipulación y la corrupción. El autor plantea que Uribe es un matarife, un genocida innombrable, que ha sembrado la violencia, la impunidad y la desigualdad en el país. Asimismo, invita a los espectadores a cuestionar el papel de los medios de comunicación, la justicia y la élite económica que han respaldado a Uribe y han ocultado sus crímenes.